John Paul DeJoria enfrentaba el temor de invertir sus millones en un negocio completamente desconocido, una decisión que podría haber arruinado su fortuna y reputación. A pesar de ello, sintió una inexplicable certeza de que debía tomar ese riesgo. “Y así lo hice“, afirma DeJoria, 35 años después de cofundar la famosa marca de tequila Patrón, la cual posteriormente vendió por la asombrosa cifra de US$ 5.100 millones.
Este visionario empresario entendía que este paso era audaz, pero la vida le enseñó que arriesgarlo todo a veces es la única opción para avanzar. En 1989, cuando fundó Patrón Spirits, su negocio inicial en el mundo de los productos para el cabello aún no tenía una década de existencia. Antes de eso, su realidad implicaba vender enciclopedias puerta a puerta y pasar las noches en su automóvil. “Todos aspiran a ser el próximo Patrón”.
Hoy en día, DeJoria posee un patrimonio neto de US$ 3.000 millones y Patrón, que fue adquirida por Bacardi en 2018, se ha convertido en una de las marcas de tequila más exitosas de la historia, con aproximadamente 3 millones de cajas vendidas cada año. “Todos aspiran a ser el próximo Patrón”, afirmó en una reciente entrevista con CNBC.
La historia de este emprendedor de 79 años comenzó en 1980, cuando obtuvo un préstamo de US$ 700 para cofundar, junto al estilista Paul Mitchell, la empresa fabricante de productos para el cuidado del cabello John Paul Mitchell Systems, que eventualmente se convirtió en una marca global con ingresos anuales millonarios.
Si deseas invertir en el negocio del tequila puedes hacerlo con El Apache
Nueve años después, se asoció con Martin Crowley, quien había regresado de un viaje de trabajo a México con un tequila de alta calidad que, según él, era “más suave que cualquier cosa que hubieran probado antes”. El primer intento de venta al consumidor fue un fracaso debido al alto precio de US$ 38 que fijaron para recuperar los costos de producción de cada botella. “No sabíamos qué iba a suceder, así que decidimos ‘veamos qué pasa’”, recordó DeJoria. Cuando los distribuidores rechazaron el producto, comenzaron vendiendo cantidades más pequeñas a restaurantes y bares en Los Ángeles, además de regalar muestras a amigos famosos como Clint Eastwood. “Dios mío, les encantó y seguían pidiendo más”, exclamó.
Crowley y DeJoria no eran expertos en el mundo de las bebidas alcohólicas, pero estaban seguros de una cosa: “Sabíamos que teníamos el mejor tequila del mundo. Solo necesitábamos que la gente lo probara y estuvieran dispuestos a gastar un poco más por lo mejor”.
El secreto para triunfar en un negocio completamente desconocido, según DeJoria
El secreto radica en aprender el lenguaje específico del mercado y comunicar la marca de manera inteligente. “Cada empresa tiene su propio vocabulario, sus propias palabras. Después, observa el modelo de distribución y piensa en cómo ayudar a tus clientes a vender”. Aunque la pareja tuvo que aprender sobre la marcha, DeJoria asegura que no cambiaría esa experiencia por nada:
“Me encantó y no cambiaría nada de lo que hicimos”.